Como decía en el post anterior, supongo que mientras estuvimos estudiando y mientras estudian los que ahora les toca, siempre soñamos con convertirnos en grandes diseñadores. Luego al finalizar los estudios, la triste realidad se hace cuesta arriba para muchos.
Llegar a ser un gran diseñador y de cierto éxito puede depender de muchos factores que uno mismo no puede controlar, sin embargo hay un factor que sí depende de uno mismo, y es que uno mismo «ha de querer llegar a ser un gran diseñador».
Muchos comenzarán su andadura profesional en su entorno más cercano, ya que queda cerca de casa, y con suerte hasta incluso podrán ejercer de diseñadores. Otros menos afortunados, se quedarán cerca de casa, pero les tocará hacer fotocopias, revisar facturas, tratar con los clientes directamente para venderles los productos de la empresa, etc. Digo menos afortunados, en la cuestión de diseñar, pero por otra parte, quizás no sean tan desafortunados ya que en estas tareas se pueden adquirir aptitudes y conocimientos que no todos los diseñadores tienen y pueden venir bien para aprender a tratar a la gente, sobre todo si son clientes.
Entre estos diseñadores, habrá quien se acomode e independientemente del trabajo que esté desempeñando (diseñando o haciendo de chic@ para todo) pues se quedará con el puesto hasta que lo echen, quiebre la empresa o se jubile. Otros, que serán «los que tengan la mosca detrás de la oreja», tarde o temprano se marcharán en busca de la empresa que apueste por el diseño, la cual reconozca su trabajo, no porque sea mejor o peor, sino porque esta empresa apuesta por el diseño. Aunque esto último tampoco siempre es así, pues depende del espíritu del diseñador y del ego del empresario; el diseñador puede ser buenísimo, pero si la empresa no lo promociona y fomenta, el nombre del diseñador quedará oculto entre la niebla y con el transcurso del tiempo, esta situación puede causar estragos en el ánimo del diseñador y de igual manera afectará a los productos que diseñe, debido a que el diseñador puede llegar a sentirse resignado viendo como la gloria de sus creaciones se la queda al 100% la empresa sin un ápice de luz que lo ilumine a él; en cambio si la empresa le diese la mano al diseñador y lo promocionase y fomentase, posiblemente (no pongo la mano en el fuego no sea que me queme, pero apostaría que sucedería de esta manera) ocurriese todo lo contrario, el diseñador se sentiría agusto y reconocido (al menos en el lugar donde trabaja) y esta situación haría que el diseñador se implicase más con la empresa, esta situación puede ser peligrosa si al diseñador se le subiese el ego demasiado y comenzase a exigir «cosas» al empresario que éste posiblemente no se podría permitir. En definitiva, todo depende de todo y de cada uno. Un termino medio sería una buena manera para trabajar diseñando y ser reconocido y convertirse así en un gran diseñador.
Tenemos también a los que nada más finalizar sus estudios creen ser diseñadores capaces de todo y lo primero que hacen si tienen dinero suficiente es montar sus propios estudios. Esto, creo que sería un error, aunque, como todo depende de todo, puede que en ocasiones resulte bien, y de esta manera cada trabajo estaría firmado por el estudio/diseñador, promocionandose con cada trabajo y con cada cliente, pero seguro que de esta manera se puede llegar a ser un gran diseñador (con mayor o menor fama) ya que montar el estudio de buenas a primeras conlleva en numerosas ocasiones a aprender a diseñar a base de la técnica: error = trabajo no cobrado = o la próxima vez lo hago mejor o el estudio se viene abajo, y esta técnica es muy buena para aprender aunque no tan buena para la salud mental.
Y por último, estan los diseñadores que llegan a ser diseñadores de cierta fama (y en ocasiones grandes diseñadores) que son hijos, familiares, o allegados a otros diseñadores famosillos o a empresarios, por los que éstos (no todos pero posiblemente la mayoría) lo tienen un poco más «a huevo» para conseguir desde un principio ser diseñadores reconocidos (independientemente de que sean mejores o peores diseñadores), pues su entorno lo favorece, y las condiciones también y además su espíritu es el del ego del empresario + el ego del diseñador.
El que no tiene las condiciones favorables pero quiere salir de la niebla, al llegar a casa despues del trabajo probablemente no se siente a ver un peli, sino que mirará en qué concursos puede participar, creará objetos y/o dibujos a las tantas de la mañana….., en ocasiones debido a un encargo de algún conocido, en otras por que el diseñador que realmente lo es lo lleva en la sangre, tiene el instinto de diseñar.
Para mí, éste es el gran diseñador (con mayor o menor éxito), por lo que desde mi punto de vista no se llega a ser gran diseñador, sino que se es o no se es. This is the question 😉
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